lunes, 11 de octubre de 2010

Mi primera vez con Jorge

Estoy segura de haber contado esto mil veces, pero es la primera vez que lo escribo. Y era hora, considerando ese gusto especial que tengo de cambiar la realidad a ratos. Acá va.

La estación de radio favorita de mi mamá era (no estoy segura si aún lo es) Onda, sí, bastante adulto contemporáneo y tal. El punto es que la ponía siempre, en especial cuando me buscaba al colegio. Por esa fecha estaba en rotación una canción que pasaban casi siempre a la misma hora "voy en ese vuelo.... oyendo tus versos..." y por ahí iba la letra. Nunca prestaba atención al título ni artista. Sólo alcanzaba a escuchar cuando la voz que hacía de locutor decía "del uruguayo... la escuchas en Onda, la superestación" y comenzaban esos sonidos de guitarra que no era nada parecido a algo que yo hubiese escuchado antes, esa voz suave y poco pretenciosa.

Me gusta, pensé. Tengo que averiguar el nombre del tipo. Ahí entro mi mamá en su labor de radioescucha. Le pedí que estuviera bien pendiente de una canción que pasaban en Onda, de un uruguayo. No había más. Varios días después estoy en la computadora y escucho un grito "¡Estefanía! La están pasando, el tipo se llama Jorge Dexter". Escuché la canción, terminó ese pedazo que tanto me gustaba y subí y googleé "Jorge Dexter". Bendito google que me dijo que había algo que no cuadraba. Oh, el apellido es Drexler. Fino. Hice algo que pocas veces hago, entré en el webpage, no youtube, no myspace, no. Su página oficial. Era un encanto de dibujos que se movían contigo. Además podía escuchar el disco completo. Una y otra vez. Y el anterior a ese. No fue amor instantáneo, no, esto fue mejor. Fue creciendo en mí.

Casi todos los días entraba en su página, no me gustaba verla completa porque disfrutaba encontrar algo nuevo cada día, una foto, un video, una sección, una carta. Pasaron varios días y, sin esperanzas de nada, entré en la parte de conciertos. Sorpresa 11/oct Aula Magna UCV Caracas.

Aula Magna
Caracas
11/oct

Eso era aquí, y era ya, a menos de un mes. Para entonces me encantaba ver señales en todas partes, y que Jorge se presentara tan pronto en el país tenía que significar ir a verlo. Y así fue. Mi hermano vivía en Caracas y se encargó de comprar los tickets, en un puesto modesto, no muy adelante para que no sea caro, no tan atrás para disfrutar de cerca.




Mentiras blancas y cuentos raros para poder ir. Ese día había una de esas fiestas para recaudar fondos para una fiesta de graduación a la que, de cualquier forma, no planeaba asistir. Me saqué un permiso de viaje, y me lancé en autobús a Caracas. Vamos, el viaje dura unas 5 horas máximo, si salgo a las 11:00 llego a una buena hora, entre 16:00 y 17:00. Claro, la ingenuidad del que no ha viajado muchas veces solo en autobús. El viaje fue un poco más que un asco, el aire acondicionado se dañó a mitad del camino y la cola para entrar a Caracas era una bestia de 3 horas bajo la lluvia. Caos, claustrofobia, de los peores viajes de mi vida. Llegué algo así como a las 19:30, saturada de todo.

Y claro, es tarde, apenas veo a mi hermano me dice "nos toca correr". Las calles de Chacao nunca habían pasado tan rápido, correr al metro, agarrarlo, respirar, salir, correr más. Llegamos; lo logramos a tiempo. Ahora podemos relajarnos un poco. No lo podía creer, estaba allí. Entramos nos sentamos. Nunca llegamos a estar quietos. Quería verte Jorge y descubrir que tu música era real.

Inquietud y nervios, pero ya estábamos ahí, aterrados y felices. Gente que abre y se va, poco importa, yo  vine con sólo un motivo. Bajan todas las luces y sólo aparece un faro, girando. 12 segundos antes de reaparecer la luz, que nos dejaba parcialmente ciegos, enseñándonos la importancia del momento de oscuridad. Y comienza.

Y por lo que duró el concierto no hubo nada más importante esa guitarra y voz.

Tres años más tarde aún escucho tus versos melancólicos.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

por acá